El anuncio de Obama sacudió el corazón del boricua Luis Rivera
por José A. Delgado /jdelgado@elnuevodia.com
Washington - Tan pronto se anunció que el presidente Barack Obama hablaría por televisión, el boricua Luis Rivera tuvo la corazonada de que Estados Unidos había dado con el paradero de Osama bin Laden.
“Me lo presentía porque el corazón estaba palpitando bien rápido”, dijo ayer Rivera, horas después de que el presidente Obama informara el domingo que un comando naval estadounidense le había dado muerte al líder del grupo terrorista Al-Qaeda.
El desgarrador ataque a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, que le costó la vida a cerca de 3,000 personas, incluida su esposa Carmen, madre de sus tres hijos, es una pesadilla que no termina.
En tres distintas ocasiones anteriores, ya le habían vuelto a abrir las heridas: primero cuando encontraron parte del cuerpo de Carmen; dos años más tarde cuando dieron con su cartera y un año y medio después cuando hallaron más restos.
El golpe nunca se va. Pero, esta vez, por lo menos, consideró que se hizo justicia.
“Sentí alegría, rabia y tristeza. Después salió el llanto”, sostuvo Rivera.
Carmen, de 33 años, era vicepresidenta adjunta del Fiduciary Trust International. La pareja tuvo tres hijos, que entonces tenían siete, doce y quince años de edad.
“Es difícil porque uno quisiera quitarle el dolor a los hijos, pero no se puede”, expresó Rivera, quien reside en Westtown, en el norte del estado de Nueva York, a una hora de La Gran Manzana.
Rivera todavía recuerda el estremecedor momento en que su esposa le llamó para anunciarle que la Torre Gemela 2 había sido impactada por un avión y que dejaba su teléfono celular en su oficina del piso 99 para ayudar a algunos a tomar el elevador desde el piso 78.
Nunca más volvieron a hablar.
Rivera salió a toda prisa de una reunión en la que participaba y cuando llegó a la ahora denominada “zona cero”, el edificio en el que trabajaba su esposa se había desplomado.
Para Rivera, aguantar la ausencia de su esposa se hizo más difícil ante “las mentiras de la guerra de Irak” durante el gobierno de George W. Bush.
“Estuvimos detrás de Saddam Hussein buscando cosas que no existían”, dijo Rivera, en referencia a las armas de destrucción masiva que provocaron la invasión del país árabe en 2003 y que nunca fueron halladas.
En definitiva, puntualizó, “la guerra de Irak ha sido una pérdida de tiempo, dinero y vidas”.
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