El virus de los celos

¿Neuronas de paseo?

 

Por Cara Mía

Quien se inventó eso de que los celos son una manifestación de puro amor jamás vivió una relación amorosa contaminada por el virus de los celos. Porque no hay nada más pernicioso para el verdadero amor que la desconfianza y la inseguridad. Puros agentes naranjas, aniquiladores.

Habrá que ser bien tarada para pensar y, en el peor de los casos, articular que el objeto de nuestra pasión nos cela porque nos quiere tanto. Casi convulso el día que escuche a Lola decir que el simplón de Luis la llamaba a cada hora porque no podía vivir sin ella. Si, Pepe... Resulta que Luis era un inseguro de la vida que pretendía que Lola le tuviera al tanto de cada movimiento que daba. Afortunadamente, la chica de tonta no tenía un pelo, y terminó la relación el día en que el le reclamó por que se fue para el salón de belleza con su madre y no le dijo nada. ¿Es que había que decirle?

La amiga que piense que el chico que la llama 20 veces cuando sale con sus amigas es porque la echa de menos y extraña su voz, olor o presencia, vive en Lalalandia o par de neuronas se le han ido de paseo. (Igual con los chicos.)

En asuntos del amor es muy fina la línea entre el enamoramiento y la obsesión. Esa insistencia en conocer en dónde y con quién se encuentra la persona querida, lo que denota es inseguridad y desconfianza. Y, por lo general, es un comportamiento que aflora inmediatamente.

Recuerdo los primeros días de relación con mi gevis, que es un chico encantador que el Universo me ha regalado. Con equipaje repleto de malas experiencias, inicié el romance sin tomarme el tiempo para limpiar el baúl de los recuerdos

A la primera que el gevis me canceló la cita para ir al cine, ardió Troya. Le monté una escena que lo menos que le dije fue que se fuera con la otra y me dejara en paz. (¿Por qué siempre pensamos en que hay otra?) Esta vez las amigas fueron de gran ayuda y en una noche de margaritas en que contaba mis penas, me aplicaron terapia de "shock" y me dijeron que dejara el drama y no le siguiera pasando factura a quien no debía. El no tenía nada que ver con la experiencia terrible y tóxica que había vivido en una relación anterior. Por lo tanto, por que desconfiar tanto y dudar de que cada palabra que me decía.

En esa pasada relación fui muy buena, me di mucho (me atrevo a asegurar que todas lo hacemos) y al final recibí muchos desengaños. Aquella persona gentil y amable, se transformó en un despreciable ser humano que vigilaba cada paso que daba y cuestionaba cada timbre del celular, el color de mis vestidos y hasta la altura de las tacas. Llegó el momento de que no podía mirar a ningún caballero y siempre cuestionaba las salidas con las chicas.

Cuento largo, corto... me dejó de la noche a la mañana... salió a comprar helado y nunca regresó.

Y en lugar de aprender de la experiencia, ya estaba yo haciéndole lo mismo al gevis, cuestionando, dudando, preguntando... pero se acabó. La persona que esta conmigo me quiere como soy, con mis virtudes (los más) y defectos (los menos). Basta ya de estar buscándole cinco patas al gato y tratando de estar presente en su vida a cada momento. Basta ya de cuestionar con quien sale y que hace los sábados en la tarde.

Total, si en algún momento decide irse... más adelante vive gente. No es cuento...es pura realidad. Ciao!