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Raúl Álzaga / Primera Hora
Carlos Arroyo quisiera que ya fuera miércoles para tener puesto su nuevo uniforme de los Celtics de Boston y poder salir a cancha en el partido ante los Clippers de Los Ángeles.
Con lo Celtics, Arroyo tendrá hoy su primera práctica luego de arribar ayer a la ciudad de Boston, someterse a sus exámenes físicos y participar de un entrenamiento informal con varios asistentes y algunas de las nuevas caras del equipo.“Estoy superansioso por comenzar a trabajar con este equipo”, dijo Arroyo ayer en sus primeras declaraciones a la prensa puertorriqueña tras ser licenciado por los Heat de Miami hace una semana y luego ser reclutado el sábado por los Celtics.
“Estoy uniéndome a uno de los mejores equipos, si no, al mejor. Para mí es un honor pertenecer a los Celtics. Tienen unos fanáticos tremendos, son mundialmente conocidos y les tengo un gran respeto. Aquí hay mucha pasión y mucha hambre de un campeonato”.
“Fui a entrenar con algunos de los muchachos, particularmente los nuevos, pues este equipo tiene a cinco jugadores que han llegado al equipo estas últimas semanas (Nenad Krstic, Jeff Green, Troy Murphy, Sasha Pavlovic y Arroyo). Al igual que yo, vienen de otros equipos, están igual de ansiosos por aprenderse el sistema y acoplarse”, dijo Arroyo, que repasó ayer varias jugadas y le entregaron varios vídeos y el libro de los sistemas para que los fuera estudiando.
“Estoy ansioso por practicar, conocer a todos mis compañeros y poder platicar con el coach (Glenn “Doc” Rivers)”.
Arroyo, que fue reclutado el sábado por el gerente de los Celtics, Danny Ainge -antes de que firmara con los Bulls de Chicago- dijo desconocer los planes que Rivers tendrá con él, pero le abordará el tema hoy.
“Lo conozco fuera de la cancha, pero no he hablado con él sobre este equipo. Espero hacerlo en la práctica”, dijo Arroyo, quien podrá romper el hielo hablándole a Rivers de su hija, Callie, quien actualmente brilla en Puerto Rico en la liga de Voleibol Superior Femenino con las Leonas de Ponce y que lidera el torneo en ataques con 238 puntos. “Esa es buena”, agregó Arroyo mientras se reía ante la sugerencia.
Pero en tono más serio, Arroyo dijo que tenía grandes esperanzas con Boston pues el sistema de juego que allí impera le es mucho más beneficioso.
“Es un sistema más movible, se rota mucho más, hay pick-and rolls múltiples para todo el mundo, no sólo para uno o dos jugadores, se mueve más el balón, hay oportunidades para todos. Creo que voy a estar bien ofensivamente. Lo más importante es aprenderme bien la defensa, que es lo que se enfatiza aquí y lo que nos va a dar canastos fáciles”, dijo Arroyo al comparar a su nuevo quinteto con los Heat.
“Este un equipo que lleva varios años juntos. En Miami no tienen eso, falta ese acoplamiento. Es una comparación injusta”.
Sin rencor
En torno a su salida repentina de Miami, Arroyo dijo que se fue en buenos términos y con las puertas abiertas.
“Sólo tengo cosas buenas que decir de Miami. Fueron los que me dieron la oportunidad cuando vine de regreso de Israel y comprendo que estas decisiones son parte del negocio. Estoy tranquilo”, dijo Arroyo, cuya familia reside en Miami y regresará allí a jugar el próximo 10 de abril.
“Será un juego interesante, pero no dejaré que las emocione se apoderen de mi en ese partido. Sólo saldré a hacer mi juego”.
Viste número de Rivas
Arroyo aprovechó la ocasión para anunciar que utilizará el #45 en su camisa, honrando al centro Ramón Rivas, que vistíó el uniforme de los Celtics en 1998-89.
“Es una forma de honrarlo, porque él fue uno de los que abrió puertas a otros latinos”.
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