No se sabe de él desde que usaron su carro para perpetrar matanza. Vídeo
Por Miguel Díaz Román /mdiaz2@elnuevodia.com
Eran cerca de las 5:30 de la tarde del 14 de julio de 2010 cuando la parsimonia habitual del residencial Luis Lloréns Torres quedó paralizada por el estruendo amenazador de una balacera. Dos individuos abrieron fuego desde un Volkswagen Fox blanco contra un grupo de personas que se encontraban en un sector del residencial conocido como Los Siete.
Tres hombres murieron y otros tres resultaron heridos.
No lejos de allí, en el condominio Mundo Feliz de Isla Verde, Ruth Mundo tuvo un mal presentimiento. Al escuchar las detonaciones, pensó en su nieto de 18 años, Ángel Giuliano Okelone, quien vivía con ella.
De inmediato lo llamó a su celular porque el joven acostumbraba comprar cigarrillos en un negocio frente al residencial, antes de continuar su trayecto hasta la clase de mecánica que tomaba a las 6:00 de la tarde en el Liceo de Arte y Tecnología en Hato Rey.
“A la abuela le dio mala espina y lo llamó y le preguntó si estaba bien. El muchacho estaba nervioso y le dijo: sí, sí estoy bien. Yo te llamo, voy a estudiar. Después de eso no se supo nada más de él”, cuenta, consternada la madre de Ángel, Jessica Mundo Díaz, quien vive en Orlando.
Los tres muertos en la masacre del 14 de julio en Llorens fueron enterrados. Los heridos se recuperaron. Un joven es enjuiciado por la matanza y sus cómplices han sido identificados y son buscados por la Policía.
Pero nada ha vuelto a saberse de la que puede ser la cuarta víctima de esa masacre, el joven Ángel Giuliano Okelone Mundo, cuyo vehículo fue usado por los sicarios que perpetraron la matanza.
Ángel dio señales de vida a través de llamadas y mensajes de texto a allegados poco antes y poco después de la matanza. Pero a las 6:57 de la tarde del 14 de julio, poco más de una hora después de la matanza, su teléfono celular dejó de funcionar. Para siempre.
“Esa noche no fue a dormir al apartamento de la abuela. Ella pensó que se había quedado con una novia que tenía. Al otro día unos agentes de FBI visitaron a la abuela y le preguntaron si ella era dueña de un Volkswagen Fox color blanco y entonces fue que se supo lo que había pasado”, dice Mundo Díaz, la única persona que no deja de preguntar por el destino de Ángel.
“Mi hijo no está vivo”
“Mi hijo no está vivo. Mi hijo me llamaba todos los días. Mi hijo no dejaría un día sin llamarme… mi hijo no dejaría pasar un Día de las Madres sin llamarme. Yo sé que no está vivo. A él lo mataron. Yo sé que lo mataron”, sostuvo Mundo Díaz.
Mundo Díaz es natural de Colombia. Tuvo a su hijo con el puertorriqueño Chris Okelone Mundo, un primo lejano al que conoció en un viaje que hizo a Puerto Rico para conocer a sus parientes. Eventualmente, vivió un tiempo en Puerto Rico, pero después se mudó junto a su hijo a Orlando.
Indicó que tres años atrás permitió que Ángel, a quien llamaban “el Colo” por su origen colombiano, volviera a Puerto Rico para que estuviera junto a su padre y su abuela. “Estaba muy rebelde y yo pensé que le hacía falta estar con su papá, para que adquiriera un poco de disciplina”, dijo Díaz Mundo.
El padre y la abuela de Ángel prefirieron no ser entrevistados para este artículo.
Cuando supo de la desaparición de su hijo, Mundo Díaz vino para entrevistarse con la Policía y con el FBI y conocer los detalles de la pesquisa. Luego regresó a Orlando. Allí mantiene un blog en la que pide confidencias sobre el paradero de su hijo.
Lo poco que sabe lo ha averiguado por confidencias anónimas que se le dan a través de ese medio.
“Yo me he mantenido en contacto por teléfono con la Policía y me he dado cuenta de que no hay ninguna investigación sobre la desaparición de mi hijo, porque lo que les importa a las autoridades es la masacre”, manifestó.
Últimos contactos
Mundo Díaz dijo que, poco antes de la matanza, Ángel se comunicó por teléfono con un amigo al que le indicó que le habían robado el carro. Después de la matanza, pero antes de las 6:00, la novia le escribió un mensaje de texto preguntándole si estaba bien. Él le respondió también por texto: “Más o menos. Te llamo más tarde”.
Otras llamadas aparecen registradas en el celular, pero parecen haber sido hechas por él o los asesinos.
La agente Brenda Masa, de la División de Homicidios de Carolina y asignada a investigar la desaparición de Ángel, dijo que la pesquisa apunta a que el joven fue asesinado por los autores de la masacre, pero el resto son teorías.
Sin dar pasos esenciales
Masa dijo que su investigación no ha adelantado mucho porque no hay testigos. Pero reconoció que no ha entrevistado a Luis Ortiz González, un joven de 24 años natural de Lloréns Torres, quien el 5 de agosto del año pasado fue acusado de la matanza.
La agente tampoco ha logrado examinar el auto de Ángel porque el FBI lo tiene. Mundo Díaz sostuvo que ha compartido con la agente Masa mucha de la información sobre la muerte de su hijo que ha obtenido a través de su blog.
Indicó que ha recibido mensajes anónimos de personas que conocieron a Ángel en Lloréns Torres.
“Me dicen que un amigo de mi hijo le pidió el auto prestado para comprar comida y lo usaron en la masacre. Me dicen que lo mataron para que no hablara. Ya han acusado a una persona por la masacre, pero el nombre de mi hijo no aparece en ningún lugar de ese caso y yo entiendo que mi hijo es una víctima de esa masacre. Mi hijo está en un limbo”, reclamó la mujer, quien dice que no se dejará vencer por el dolor.
“Ya no me interesa saber quién o quiénes mataron a mi hijo y mucho menos conocer por qué razón fue asesinado y cómo se hizo la ejecución. En este momento lo que me interesa es saber dónde está el cuerpo de mi hijo o lo que quede de él. Que me digan dónde está para buscarlo y darle la sepultura que se merece, para que por fin descanse en paz”, concluyó Mundo Díaz.
1 comment:
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