Puerto Rico debe prepararse para enfrentar cualquier “tsunami”

(Primera Hora/Ilustración/ Jose Hudo Castañer)

Istra Pacheco / Primera Hora

Tal y como lo vivió con horror el pueblo japonés, un tsunami puede ocurrir en cualquier momento y es determinante que cada persona se prepare para el peor escenario porque Puerto Rico no está inmune a uno de estos eventos.

La isla de Culebra quedaría inundada casi en su totalidad, mientras que municipios con valles en sus litorales como Añasco, Yabucoa, Humacao y Arecibo, entre otros, también estarían en riesgo.Víctor Huérfano, director de la Red Sísmica de Puerto Rico, advirtió que debido a que han pasado 93 años desde que un tsunami arrasó en costas puertorriqueñas se tiene el falso sentido de seguridad y se ha perdido conciencia sobre la vulnerabilidad del país a los efectos de estos fenómenos. Por ello, no puede perderse de vista que cientos de casas, edificios, negocios y hoteles están ubicados en zonas cercanas al mar y todas esas edificaciones están en peligro.

Incluso, en caso de que se produzca un tsunami cerca de la Isla, las principales vías de comunicación con el resto del mundo quedarían averiadas, según se desprende de los mapas de inundación, donde claramente se observa cómo está en peligro el aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín, así como la zona de Piñones, Isla Verde, Punta Las Marías, Condado y el Viejo San Juan.

Pero no hay que lamentarse y mucho menos dormirse en las pajas. Tanto el Gobierno como los individuos deben tener su plan de acción y para eso se trabaja en estos momentos, aseguró Huérfano.

Según el experto en sismos, hay 10 municipios del área oeste que ya tienen sus planes de desalojo, gracias a una asignación federal de fondos de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration).

En estos pueblos también se han creado mapas para definir zonas en peligro.

Este año otros 10 municipios, pero del área sur, están culminando sus planes, y el año que viene les toca a 10 pueblos del este, mientras que en el 2013 le tocará el turno a la zona norte.

No obstante, el funcionario destacó que los municipios no tienen que esperar por esa ayuda para ir estableciendo sus planes.

En lo que sí tienen que seguir trabajando todos, municipios y Gobierno estatal, es en que cada persona conozca cuáles son las rutas de desalojo, si están o no en las zonas de riesgo y cómo divulgar avisos para que la mayor cantidad de personas pueda actuar a tiempo, porque el azote de una ola de este tipo puede registrarse en tan sólo cinco minutos.

“Si la gente siente un temblor fuerte, estamos hablando de un evento en el que no puedes mantenerte de pie, entonces tienes que tranquilizarte, esperar a que la tierra deje de temblar para entonces actuar rápidamente, buscar altura”, detalló el director de la Red.

Las personas tienen que asegurarse de que todos en la familia conocen qué hacer, a dónde moverse y cómo reaccionar dependiendo del lugar en el que se encuentren. Además, deben tener mochilas preparadas con artículos de primera necesidad, igual que si se tratara de un huracán.

Huérfano dijo que no hay forma de predecir un movimiento telúrico, y los estudios científicos tampoco tienden a revelar que a mediano o largo plazo se puedan identificar indicadores que permitan avisar con tiempo que la tierra se va sacudir.

En cuanto a las teorías de que algunos terremotos, como el que se sintió en la Isla en la pasada Nochebuena, sean como una válvula de escape que liberen fuerza suficiente como para que se despeje la posibilidad de otro evento, Huérfano insistió en que es imposible determinarlo.

Contó que dos días antes del poderoso terremoto que devastó a Japón el viernes, se registró un temblor de 7.2 grados y la comunidad científica creyó que había pasado lo peor.

“La pregunta no debe ser si va a temblar. Debe ser si estamos preparados porque sabemos que por las características de nuestra ubicación, sí va a temblar en algún momento, aunque no sepamos la intensidad. Hay que hablar, hay que conocer. Todo el mundo tiene que saber qué hacer”, alertó.