Unos 800,000 empleados dejarían de cobrar a partir de mañana a medianoche
Por José A. Delgado /jdelgado@elnuevodia.com
WASHINGTON – Cerca de 800,000 empleados federales quedarán en el aire a partir de la medianoche de mañana si el Congreso y la Casa Blanca siguen arrastrando los pies en el camino hacia un acuerdo final sobre el presupuesto de gastos del Gobierno de Estados Unidos.
Bajo un posible cierre del Gobierno, los propios empleados de la Casa Blanca y el Congreso sentirán los efectos: unos dejarán de ejercer sus funciones, pero todos –con excepción de los legisladores federales y el presidente Barack Obama– quedarán sin devengar ingresos, por lo menos temporalmente.
El salario de los militares, según un funcionario de la administración Obama, no está en peligro. Pero, tampoco sabrán cuándo podrán volver a cobrar las horas trabajadas desde el sábado.
“El Congreso va a seguir en sesión”, dijo ayer el comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, al indicar que su oficina se regirá por las normas que establezca la minoría demócrata.
Pierluisi sostuvo que necesitará el personal clave para ejercer sus funciones legislativas, desde sus asesores principales hasta los empleados que brindan servicios a ciudadanos.
Aunque dejen de cobrar a partir del sábado, los empleados del Congreso que sigan trabajando tendrán acceso a sus salarios una vez el Gobierno federal vuelva a tener presupuesto.
Los senadores demócratas Barbara Boxer (California) y Robert Casey (Pensilvania) han promovido una legislación que impediría también mantener vigente el pago a los congresistas y a Obama durante un “cierre” gubernamental.
“Si no hemos podido llegar a un acuerdo, tampoco debería pagársenos”, indicaron Boxer y Casey en una carta que circularon entre los senadores federales.
A los demócratas y republicanos – de un presupuesto que asciende a cerca de $3.4 billones (trillions en inglés) – los separan cerca de $20,000 millones en recortes de abril a septiembre, cuando concluye el actual año fiscal 2010-2011.
El presidente Obama reiteró que un cierre del gobierno federal –lo que dejaría al Ejecutivo sólo con empleados descritos como “esenciales”– afectará adversamente la ligera mejoría reciente en la economía, tras reducirse la tasa de desempleo a 8.8%, la más baja en dos años.
“No quiero que la política partidista de Washington se interponga en el progreso de Estados Unidos”, indicó Obama, en un evento ayer en Filadelfia (Pensilvania), en aparente referencia a las críticas a los republicanos que quieren incorporar a cualquier acuerdo fiscal una medida que le quite fondos a procedimientos de aborto.
Esfuerzos de último momento
Obama telefoneó ayer en la mañana al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner (Ohio), y al líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid (Nevada).
La conversación con Boehner se extendió por sólo tres minutos, según el portavoz del “speaker” cameral.
En la noche, Obama se reunió con los líderes camerales, pero no llegaron a un acuerdo definitivo. “Hemos logrado estrechar nuestras diferencias y aclarar algunos asuntos clave”, aseguró Obama a los periodistas después de la reunión en el Despacho Oval con Boehner y Reid.
En una conferencia telefónica con periodistas, un funcionario de Obama estimó en 800,000 los empleados federales que dejarán de trabajar, cerca de una quinta parte del total de trabajadores del Ejecutivo estadounidense (4.4 millones, incluyendo militares).
En el Congreso, los demócratas y los republicanos estaban aún enfrascados en negociaciones, pero a medida que pasa el tiempo – ya hoy quedarían menos de 48 horas – más se complica la posibilidad de lograr un acuerdo.
A media tarde de ayer, los republicanos de la Cámara baja insistieron en que entre hoy y mañana pueden llevar a votación la propuesta que han defendido esta semana: una extensión de una semana del presupuesto vigente, menos $12,000 millones, y una asignación permanente hasta septiembre para el Pentágono.
Los demócratas, que controlan ligeramente el Senado, han estado opuestos a esa medida.
“Si el cierre ocurre no debe prolongarse por más de varios días. Ese tiempo se aprovecharía para llegar a un acuerdo final”, dijo Pierluisi.
Si se llega a un acuerdo de principio antes de que termine el viernes, se pudiera aprobar una nueva resolución temporal que extienda las asignaciones vigentes otra semana, sólo para tener tiempo de ratificar los detalles del consenso alcanzado. Los empleados que queden temporalmente sin empleo tienen derecho a la asistencia por desempleo.
Pierluisi sostuvo que se comunicó con el Departamento del Trabajo de Puerto Rico para que se tomen las medidas necesarias para atender a muchos de los 11,000 empleados federales en la Isla.
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