Mató a adolescente el año pasado en la isla de St. Thomas
Por Osman Pérez Méndez /operez@elnuevodia.com
Culpable de todos los cargos. Así encontró un jurado de ciudadanos de las Islas Vírgenes estadounidenses al hombre que era acusado por el asesinato de la jovencita boricua Lizmarie Pérez Chaparro, en una balacera que protagonizó el 12 de julio de 2010 en una zona turística de la isla de St. Thomas.
Steve Tyson, de 22 años, fue señalado poco después del tiroteo en el balneario de Coki Point como el posible autor de los hechos que provocaron la muerte de Lizmarie y otro joven de 18 años.
Fue arrestado el día siguiente al tiroteo y llevado ante la justicia. Enfrentaba un total de siete cargos, incluyendo dos de asesinato en primer grado por las muertes.
“Yo le pido a Papa Dios que lo perdone. No voy a hacer nada contra él. Si ellos quieren juzgar allá, que lo juzguen”, había dicho Ceferino Pérez, padre de Lizmaríe, después de la tragedia.
El jurado, al parecer, se hizo eco de esas palabras. Tras 11 horas de deliberación en dos jornadas en días separados, halló a Tyson culpable de todos los siete cargos el pasado martes.
Según reportes del diario Virgin Islands Daily News, Tyson recibió el veredicto calmado. Poco después el juez de la Corte Superior de las Islas Vírgenes Michael Dunston señaló la vista para dictar sentencia para el próximo 21 de junio.
Tyson, quien en algún momento del proceso testificó en un intento por convencer al jurado que no tenía responsabilidad en las muertes, cumple actualmente una condena de 15 años de prisión por un tiroteo que protagonizó el 30 de junio de 2010.
Esta vez, sin embargo, Tyson podría ser condenado a cadena perpetua sin derecho a libertad condicionada por los cargos de asesinato en primer grado.
Sueños tronchados
Lizmarie Pérez Chaparro, la joven que murió en la balacera que desató el ahora convicto Tyson, estaba en la vecina Isla cumpliendo con uno de sus sueños: celebrar sus 15 años con un crucero.
Sus padres, Ceferino Pérez y Aida Chaparro, habían ahorrado por años para poder darle a su hija el regalo del crucero que tanto deseaba.
La muchacha acaba de graduarse con honores de la escuela intermedia y quería seguir estudiando para ser trabajadora social.
Para esta familia del barrio Naranjo Abajo de Aguada fue un golpe devastador.
En unas breves declaraciones a la prensa, poco antes de que su hija fuera sepultada, Ceferino envío un emotivo mensaje a otros padres.
“Dios me la regaló y me la disfruté por 15 años. Yo le diría a los padres que disfruten a sus hijos al máximo. Si les piden un beso, den diez para que después no se arrepientan”, dijo entonces el papá de Lizmarie.
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