Amary Santiago Torres / Primera Hora
El cuerpo desnudo ha formado parte de las representaciones teatrales desde el siglo XIX. Y ese simple dato podría traducirse en que a estas alturas no sería una novedad ver a los actores tal y como llegaron a este mundo.
“El teatro es la representación del acto humano y de la vida. El estado desnudo del cuerpo es parte de la representación de la vida. El problema con los desnudos nació cuando instituciones religiosas señalaron la desnudez como un pecado. Desde hace tiempo, el público teatral entiende. Los grupos moralistas son los que han agredido al teatro criminalizando al desnudo e interfiriendo en la libertad de criterio y juicio de una sociedad”, expresó el dramaturgo Roberto Ramos Perea.Tampoco debería haber revuelo en estos tiempos después de transcurridos eventos sonados, como cuando en la década de 1960, la actriz Elia Enid Cadilla hizo un desnudo total en la obra María Soledad, de Francisco Arriví, según especificó el profesor y dramaturgo Roberto Ramos Perea, y cuando en el 2003 se presentó un grupo de actores sin ropa en la producción Chicos cantando y desnudos.
Pero, a pesar de la distancia temporal de estos ejemplos, ambos tienen un punto en común, que no tiene que ver con la madurez de los espectadores para encarar el desnudo en el teatro, sino con las presiones que ejercen los grupos fundamentalistas del país, según coincidieron los directores Roberto Ramos Perea y Rafael Rojas.
“El teatro es la representación del acto humano y de la vida. El estado desnudo del cuerpo es parte de la representación de la vida. El
1 comment:
Me imagino k tiene k estar interesante la obra..eso es arte
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