Tristán da Cunha es un archipiélago en el Atlántico Sur, compuesto por islas con nombres tan ajustados a la realidad como la que se llama Inaccesible. No es para menos, para llegar a la de más fácil acceso tienes que sortear acantilados de 600 metros de altura.
Por De Viaje El País / Uruguay
Nadie te impide llegar hasta allí en tren de turismo, pero no te olvides de llevar un buen acopio de libros y revistas o viajar con una pareja que te tenga loco; algo así como lo que vivieron Brooke Shields y Christopher Atkins en otra isla igual de remota, pero con una laguna muy azul. Así, cualquiera. No es el caso de Tristán da Cunha que tendrá nombre portugués, pero es una posesión británica. Lleva ese nombre porque la descubrió en 1506 el navegante portugués de ese nombre e inmediatamente la incorporó a la cartografía aunque fuera y es bastante insignificante.
Pero en la época de la navegación a vela los barcos que venían zigzagueando hacia América del Sur, pasaban cerca los acantilados. A veces recalaban para cargar agua dulce y los comestibles que encontraran, razón por la cual la poblaron y despoblaron varias veces hasta que en 1810 un pequeño grupo dirigido por un escocés resolvió aquerenciarse siempre que la marina británica les brindara asistencia periódica. Habrá islas más alejadas, pero esta es la más remota poblada permanentemente.
Y vivieron aburridísimos durante años, solo entretenidos por los periódicos naufragios y por los despliegues de fuego del volcán que domina todo el horizonte. Feas se las vieron al comienzo de la primera guerra mundial, cuando el Almirantazgo suspendió el barco que anualmente llegaba a la isla con provisiones y correo, recogiendo en ella carne y productos del mar exportables. En los años sesenta debieron fugar de la isla debido a una erupción, pero increíblemente volvieron a ella, al menos los 272 que componen su singular demografía.
Los puedes saludar por su apellido, sería difícil que te equivoques si los denominas Glass, Green, Hagan, Laverello, Repetto, Rogers, Swain o Patterson. Son los únicos apellidos que existen en la isla, donde casi todos son parientes. Lo cual tiene su parte buena y su parte muy mala, pues la endogamia produjo alta incidencia de glaucoma y asma. Como contrapartida, no hay resfríos ni casi ninguna de las enfermedades habituales para nosotros, los hacinados.
En fin, nada que no se cure con una buena dosis de whisky. Fijate que se mandan 300 botellas a la semana, más de una por habitante, otro récord para el Guinness. Pero por las calles de la capital de la isla, Edimburgo de los Siete Mares, no vas a encontrar a nadie borracho. Más bien no vas a encontrar a nadie, absolutamente a nadie, pues los que no están en los cultivos de papa y otros productos, o dedicados a la pesca, de la langosta o a el procesamiento de los productos, están metidos en la casa ¡navegando por Internet! Pues como es sabido, en estos tiempos puede faltar sexo, pero no puede faltar Internet. Y la isla tiene su web oficial que figura al final de este artículo.
El archipiélago tiene apenas 201 kilómetros cuadrados y depende administrativamente de la isla de Santa Helena, otra de las más remotas aunque un poquito menos. Vivos como un rayo, los nativos obtienen recursos hasta con los sellos que emiten para que los coleccionistas se luzcan. Las ocasionales erupciones no son la única contrariedad para los isleños, que en el 2001 fueron alcanzados por un furioso huracán.
Si llegas a ir no digas que te lo recomendamos, mejor dí que te inspiró Julio Verne, quien en su libro "Un Capitan de Quince Años" la menciona como una gran cosa. Sólo se puede llegar por mar, pero está la manera tan confortable que siempre recomienda Alberto Moroy: viajar en Google Earth o Google Maps.
Es decir, 37º 06? de latitud sur, 12º 16? longitud oeste, en mitad del Atlántico Sur, a 3360 km de Sudamérica y a 2816 km de Sudáfrica. El territorio habitado más cercano es Santa Helena, a 2,161 km al norte, según informa la Wikipedia. La isla principal, de unos 98 km2, tiene un relieve muy montañoso debido a su origen volcánico, pero existe una zona llana en la costa noroccidental, denominada The Hillpiece, lugar donde se encuentra Edimburgo.
El pico más alto es el Queen Mary, un volcán de 2,062 m de altura, que está situado en el centro de la isla principal y se encuentra cubierto por la nieve durante el invierno. También es la montaña más alta del Atlántico Sur. El clima es del tipo marino subtropical, con pequeños cambios de temperatura entre el invierno y el verano. La isla Inaccesible (10 km2) y la isla Nightingale (2 km2), están situadas 35 km al suroeste de Tristán da Cunha, mientras que la isla Gough (también conocida como isla Gonçalo Alvares) se encuentra más alejada, a unos 395 km al sureste de Tristán.
El 40% del territorio del archipiélago está protegido como reserva de la naturaleza y algunos de los islotes están declarados como Patrimonio de la Humanidad. El archipiélago forma parte de una ecorregión denominada pradera y matorral de las islas Tristán da Cunha y Diego Alvares.
Ahora, si te da cosa viajar por Google, tené en cuenta que no hay aeropuerto y solo podés llegar por barco, por un único barco de línea regular: el RMS Saint Helena. Ingeniátelas por tu cuenta y que tengas suerte; no te olvides de hablar con los lugareños por el único teléfono que existe y pedirles que te alquilen una pieza.
En fin, peores rarezas turísticas se han visto; esta al menos no es pecaminosa.
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