Wilman Maldonado Arrigoitía / Primera Hora
Utuado.- Por más que intentaron explicarlo ayer, muchas personas en el sepelio de Dimaries Broco Irizarry no podían dar una respuesta racional de por qué personas excepcionales, como esta joven abogada, mueren en circunstancias trágicas, víctimas de la ola de violencia que vive el país.
“Está triste Dorado, está triste Utuado y está triste la Policía”, dijo Figueroa Sancha. “Cuántos mensajeros vamos a esperar hasta que Puerto Rico se una como pueblo contra el crimen, contra el delincuente”, agregó.Ni siquiera el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, quien estuvo en el sepelio y trataba de dar un mensaje esperanzador, pudo plantear cómo se detendrán las muertes de personas inocentes en la Isla, en medio de una ola de violencia que ni siquiera la activación de la Guardia Nacional ha podido reducir.
Según el mensaje del Superintendente, los individuos, y no el Estado, tendrán la mayor parte en la solución del problema criminal.
“Está triste Dorado, está triste Utuado y está triste la Policía”, dijo Figueroa Sancha. “Cuántos mensajeros vamos a esperar hasta que Puerto Rico se una como pueblo contra el crimen, contra el delincuente”, agregó.Ni siquiera el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, quien estuvo en el sepelio y trataba de dar un mensaje esperanzador, pudo plantear cómo se detendrán las muertes de personas inocentes en la Isla, en medio de una ola de violencia que ni siquiera la activación de la Guardia Nacional ha podido reducir.
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