Pide que se respete su manera de ser
Por Luis Santiago Arce/larce@elnuevodia.com
Caguas - Le dicen amargado, arrogante, antipático y pedante, entre otros epítetos, pero nada de eso parece quitarle el sueño a Miguel Cotto. Piensa, quizás con alguna certeza, que no es un billete de $100 para agradarle a todos.
Se considera, después de todo, un boxeador que sólo hace su trabajo de la mejor manera posible para beneficio personal, de su familia y de su gente, junto a todos los demás que quieran seguirlo por voluntad propia.
“Es lo único que le pido al público... que respete mi manera de ser”, dijo Cotto a El Nuevo Día.
Ni tan siquiera se molesta en hacer un esfuerzo por mostrarse sonreído o extrovertido en cada lugar que pisa. Ese estilo, fuera de toda duda, no está dentro de su interior, no es parte de su actitud de vida.
“No sé, es mi personalidad, es mi manera de ser. Fíjate, no ando por ahí pidiéndole a la gente que sonría conmigo, pidiéndole a la gente que me quiera”, expresó el monarca junior mediano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
“El que quiera quererme, me va a querer; el que quiera sonreír conmigo, se va a sonreír. No puedo obligar a nadie a quererme o a sonreírse conmigo, pero sí tengo que respetar la manera que las personas quieran ser conmigo”, agregó con su acostumbrada seriedad.
Y ante los continuos reclamos de que se proyecte más alegre y simpático, destacó que “con obligación lo hago menos”. Sabe, no obstante, que la combinación de su talento, esfuerzo, logros y apoyo del público, ha podido levantar una fortuna financiera y convertirse en una figura de gran fama y presencia dentro del espectro deportivo y social del país.
“El boxeo ha sido lo que me ha dado todo lo que tengo en este mundo. Ha sido el sustento de mis hijos, de la familia. Ha sido la bujía que movió todo lo que representa Miguel Cotto en estos días. Eso para mí es sumamente importante”, concluyó.
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