Arranca el juicio contra Ángelo Millones

Juez entrevista en privado a los potenciales jurados

 

Por Limarys Suárez Torres/ lsuarez1@elnuevodia.com

El juez federal Juan M. Perez Giménez acogió el pedido de la defensa de Ángel Manuel Ayala Vázquez de realizar las entrevistas individuales a los posibles miembros de jurados en privado.

Pérez Giménez recesó por almuerzo hasta la 1:45 p.m., cuando se reanudará el proceso.

Ángelo Millones está acompañado en sala por algunos familiares, mientras otros tuvieron que quedarse afuera porque la sala está repleta de posibles jurados.

El juicio contra el presunto capo más importante de la pasada década inició esta mañana con la lectura del pliego acusatorio por parte del juez Pérez Giménez a un panel de posibles jurados de más de cincuenta personas.

Pérez Giménez le indicó a los posibles jurados que el caso contra Ayala Vázquez y su hermano materno Luis Xadiel Cruz Vázquez, alias El Mono, se trata de uno de naturaleza criminal y está relacionado con narcotráfico.

“El pliego acusatorio es solo un documento que sirve para informarle a los acusados los cargos que pesan en su contra y no es evidencia. Los acusado les protege la presunción de inocencia y eso se tiene que mantener hasta que un jurado emita un veredicto de culpabilidad. El gobierno tiene el peso de la prueba para mostrar la culpabilidad más allá de toda duda razonable”, fueron las primeras palabras de Pérez Giménez al grupo de personas de donde se escogerán los doce que pasarán juicio sobre la evidencia de la Fiscalía Federal.

Vestido con camisa de manga larga color blanca y pantalón crema Ayala Vázquez escuchaba los cargos en su contra sentado al lado de su hermano, quien viste una camisa azul cielo y un pantalón crema.

En sala, solo un puñado de familiares de Ángelo Millones escuchaba los procedimientos mientras algunos posibles jurados se dormían.

Previo al inicio de los procedimientos los abogados de El Buster, Frank A. Rubino, Nathan P. Diamond, Juan Ramón Acevedo y el representante legal de El Mono, Rubén Cerezo junto a los fiscales federales Timothy Henwood, Olga B. Castellón y Jenifer Yois Hernández se reunieron en el estrado y se observó que discutían varios asuntos, entre ellos algunas noticias de periódicos.

Ayala Vázquez enfrentará cargos por conspirar para poseer con intención de distribuir narcóticos, conspirar para importar drogas a territorio estadounidense, de poseer con intención de distribuir heroína, crack, cocaína, marihuana y conspirar para cometer lavado de dinero.

Pérez Giménez le indicó a los posibles jurados que la presunta organización de narcotráfico de Ángelo Millones se estableció desde el 1995 con puntos de distribución en Bayamón, San Juan, Carolina, Guaynabo, Vega Alta, Vega Baja y Guayama.

Según la acusación, los tentáculos de la organización de Ayala Vázquez, también conocido por El Buster, El Negro y Papa Upa, se extendían a los estados de New York, New Jersey, Pennsylvania y Florida.
Durante el juicio, la Fiscalía Federal demostrará evidencia sobre los lujos que El Buster se dio por los pasados 14 años con dinero del narcotráfico.

La acusación, por ejemplo, alega que desde el 2003 hasta el 2008 Ángelo Millones, Humberto Cruz Ortiz y Edgar Medina Montalvo mandaron a hacer un carro de carrera con el nombre de 'Mayor League' el cual fue pagado con dinero de la droga.

El auto de carrera costó $193,690 y fue pagado en plazos con giros bancarios o cheques certificados en cantidades que fluctuaron entre $8,000 y $37,845.

Otra de la evidencia que posiblemente presente la fiscalía federal es que el 27 de septiembre de 2008 Ayala Vázquez junto a Elvin Torres Estrada, mejor conocido como Muñecón compraron la embarcación El Tsunami, valorada en $257,000.

A eso de las 11:10 a.m. el juez Pérez Giménez  inició las preguntas individuales a los posibles candidatos a jurado y tomó la determinación de realizarlas en privado.

Se podría entender que esta medida del juez es para garantizar la seguridad de los posibles jurados ya que en este proceso de entrevista, los candidatos tienen que revelar donde viven, trabajan, sus relaciones familiares, entre otras.