Por Alexis Zarraga
Surgen unas fotos de Gricel Mamery en las que sin inhibiciones aparece pasándola bien en las Fiestas de la Calle San Sebastian junto al paparazzi Javier Cerani. Las fotos son comprometedoras, pues la animadora es captada besando un hombre de cabello rubio que no es su marido. Aquí lo que tenemos que preguntarnos es lo siguiente: ¿por qué el caballero está usando gafas si es de noche? Las fotos también muestran a la animadora haciendo un “flash” al público digno de Old Girls Gone Wild y bailando lo que parece ser una lambada o una competencia de limbo en pareja.
Los comentarios a través de las redes sociales ya se han hecho sentir y han comenzado a juzgar a La Mamery por simplemente hacer lo mismo que hace toda la gente que va a las Fiestas de la SanSe: ir a paricear. Rápidamente se activaron las Brigadas de la Moralidad y han atacado a la animadora tildándola de “ridícula” , “cafre” y casi llegando al punto de “bochorno nacional”. Yo me imagino que todos los que la han atacado NUNCA han hecho este tipo de acción y sólo van a las Fiestas a comer frituras y a comprar artesanías. Ya sacaron el clichoso libreto de que “es una modelo y se debe comportar como tal”… o sea, ¿quién la escogió como modelo? ¿El Vaticano? Porque personalmente yo lo último que me acuerdo de Gricel es cuando salía en Anda Pal Cará siendo el “objeto del deseo” en la mirada de Papo Brenes.
Tampoco es que conocemos a Gricel Mamery como la paladina del decoro y la pureza , ni que ostenta de tener un palacio en el pedestal de la decencia. Nos quejamos si tenemos una clase artística con aires de superioridad, pero cuando estos “artistas”se comportan como Juan del Pueblo y Chencha Culeo , les caemos arriba atacándolos con epítetos fuertes. Ser figura pública requiere un compromiso , pero ese compromiso no los exime de llevar una vida normal. Perdonamos a los atletas que han cometido errores porque “han puesto el nombre de Puerto Rico en alto internacionalmente” , pero los artistas que se quedan aquí haciendo Patria, no les toleramos que se den una cerveza y bailen un reguetón.
Yo no quiero pensar que todo este ataque es causado por ese machismo cultural que aún seguimos cargando. Toleramos las andadas de los salseros de la vieja escuela y los inmortalizamos en murales, pero si es una mujer atractiva la que simplemente decide “janguear” a lo “go hard or go home”, le sacamos el libro sagrado de “como una mujer debe comportarse”. Nadie ha comentado de la foto en la que Javier Cerani aparece mostrando su preferencia por usar tangas negras, y no sólo usarlas, sino mostrárselas al público desde un balcón.Se supone que a él lo entendamos, pero a ella tenemos que quemarla en la hoguera. Gricel es una mujer común boricua que trabaja y le gusta pasarla bien. En una cultura de baile, baraja y botella, yo creía que este comportamiento era aceptado… creía.
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