El señor negro que veis a la izquierda de la imagen es Easton Byfield, miembro de seguridad de la discoteca Platinum Premier Club en Boston, EE UU. A la derecha, acorralado en el baño del local, un cliente que ha tenido la mala suerte de pillar al amigo Byfield con el día torcido, sospechando, sin pruebas, que el nervioso jovenzuelo es en realidad un camello vendiendo drogas al resto de clientes. Ni corto
ni perezoso, el gorila le obliga a darle todo el dinero que lleva en la cartera y, tras trastear un rato con el móvil del chico, le asesta sin previo aviso cuatro galletas de aquellas que le hacen a uno perder el mundo de vista y posteriormente le humilla haciéndole arrodillarse y recitar plegarias absurdas.
ni perezoso, el gorila le obliga a darle todo el dinero que lleva en la cartera y, tras trastear un rato con el móvil del chico, le asesta sin previo aviso cuatro galletas de aquellas que le hacen a uno perder el mundo de vista y posteriormente le humilla haciéndole arrodillarse y recitar plegarias absurdas.
Tuviera razón o no, nuestro querido Easton se dejó filmar en vídeo mientras cometía algo así como media docena de delitos en cosa de cuatro minutos, así que con ese nivel de inteligencia y prudencia no podemos confiar demasiado en su criterio. De momento, gracias a esta filmación la policía ya le ha arrestado y se enfrenta a un baile de juicios y condenas la mar de generoso.
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